lunes, 4 de enero de 2010

2010

El año nuevo llego a mis manos, tumultos de cenizas blancas caen en mi rostro que refleja una cara cansada de creer en la esperanza, creer en que la vida puede ser buena, de amar sin esperar , de ver crecer a quienes amas a lo lejos desde aquella ventana que me separa de ellos, me separa de los deseos y me hace seguir aquella cadena que creí romper hace tiempo, quienes me vieron caer en el pasado, me vieron morir, me vieron sufrir esperaron con anhelo este momento, a veces solo a veces pareciera que la vida me carga maldiciones duras, enredadas por nieve que cae en avalanchas sobre mis hombros ante cada acto.

La noche más larga

4 de enero

La noche más larga se llevo a cabo el día en que la vida decidió jugar sus hilos en el corazón más duro, la noche decidió que fuese larga, larga como era la espera de unas cuantas lagrimas que yacían desde años esperando salir a la llamada, sollozos abrumados, esperanza renuente que no hacen más que pensar que alguien llegará, ese alguien con ese mismo espíritu, con ese mismo toque, con ese mismo jubilo, esperanza de que ese alguien se aparezca, la noche parece detener el tiempo, miles de imágenes pasan por la mente, quiero jugar, quiero volver, pero creo que no tengo a donde llegar, mi refugio data las 10 y la noche sigue igual.