lunes, 4 de enero de 2010

2010

El año nuevo llego a mis manos, tumultos de cenizas blancas caen en mi rostro que refleja una cara cansada de creer en la esperanza, creer en que la vida puede ser buena, de amar sin esperar , de ver crecer a quienes amas a lo lejos desde aquella ventana que me separa de ellos, me separa de los deseos y me hace seguir aquella cadena que creí romper hace tiempo, quienes me vieron caer en el pasado, me vieron morir, me vieron sufrir esperaron con anhelo este momento, a veces solo a veces pareciera que la vida me carga maldiciones duras, enredadas por nieve que cae en avalanchas sobre mis hombros ante cada acto.

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